domingo, 16 de noviembre de 2008

Aventuras en Dinant...


Queridos todos:

Nuestro día ha empezado con Santy revoloteando por la habitación mientras yo intentaba dormir y él no me dejaba. Había pensado, como ya hizo anteriormente Raquel, que mi persona ya había dormido suficiente. Por supuesto, estaba equivocado! Hoy nos disponíamos a hacer una excursión a algún lugar no visitado por los dos. Así, nos hemos ido a Gard Central para elegir frente a las pantallas al lugar al que ir. Finalmente, nos hemos decantado por Dinant. Un amigo ya me había hablado de este pequeño pueblito cerca de la frontera de Francia.
En tren han sido más de hora y media que nos han dado para disfrutar el tiempo con bonitas conversaciones después de tanto tiempo. Al pisar suelo Dinantés hemos descubierto la realidad de este lugar.
.


Hay que decir que pequeñito es verdad que es. El tiempo no nos acompañaba demasiado (más bien el día se ha caracterizado por la llovizna que no ha cesado desde que hemos llegado). Sin embargo, la iglesia que posee este pueblo debajo de sus acantilados es bien bonita. Eso, no nos ha defraudado.
.


También, hemos querido ver la ciudadela que se levanta encima del acantilado. Sin embargo, un elevado precio y el acceso cortado a las escaleras nos lo han imposibilitado. Pero no nos hemos dado por vencidos. En nuestro afán por descubrir los lugares más recónditos de las ciudades, hemos caminado por las calles hasta que hemos dado con un cartel:
"Si quiere ver las reliquias de la antigua muralla de Dinant, suba por el camino y siga andando 50 metros".
En vista de que no teníamos otra cosa que hacer, hemos seguido el sendero que ha comenzado por esta mini-callecita de escaleras y bosque:
.


La subida por las mini y empinadas escaleras era complicado por lo húmedo que estaba todo. Pero peor ha sido la situación cuando las escaleras se han acabado y ha comenzado una cuesta empinada completamente embarrada. Cuando hemos conseguido llegar a la zona boscosa más plana estábamos aquí:
.


Entre la niebla, el bosque denso y la soledad absoluta, sólo se oía un ruido seco bastante regular. En un principio ni lo comentamos entre nosotros y seguimos caminando. Sin embargo, justo después de esta foto que veis ha ocurrido el "incidente".
Santy me preguntó que si me había fijado en que hacía rato que no veíamos a nadie, absolutamente a nadie. Yo le dije: "vale, vamos hasta pasada esa montañita, vemos qué hay al otro lado y nos vamos". Cuál fue mi sorpresa cuando me paro mirando al suelo y digo: "Santy, ¿esto es sangre?" Dos grandes goterones de color rojo se hallaban encima de dos hojas en el suelo.....Santy se aproxima....todo queda en silencio menos los golpes secos que se repetían desde hacía rato....Santy dice que no lo sabe, pero que lo mueva...yo con mi bota muevo las hojas y lo que creíamos que era sangre desaparece arrastrado por mi pie....Momento en el que el silencio lo inunda todo y Santy dice, muy tajante: "Esto es sangre.....y está reciente".
Tras descubrir, o creer saber lo que era la mancha sobre las hojas, nos costaron unos segundos para decir "Vámonos de aquí"...
No era tan fácil la cosa. Nos percatamos rápido de que había que volver por el camino embarrado y cuesta abajo. Yo que soy muy pato, y encima las botas no me ayudaban nada porque se resbalaban y el miedo que tenía menos aún. Menos mal que Santy me iba agarrando para ayudarme a bajar de la puñetera montaña.
Mientras descendíamos despacito (pero lo más rápido que podíamos vista la situación) empezamos a atar cabos. "¿Has notado ese ruido que suena todo el rato?¿Te has dado cuenta de que aquí no hay ni Dios y si nos pasa algo estamos en una montaña en mitad de la nada?¿Alguien sabe que estamos en Dinant?"
Finalmente, después de un rato, conseguimos bajar, y dar por finalizada nuestra búsqueda de las reliquias de la muralla. Ahí empezamos a reírnos de nosotros mismos. Pero no se acababa la situación de estrés. Justo minutos después de estar sanos y salvos, casi morimos atropellados por un vehículo debajo de un acantilado detrás de la iglesia.
Mientras caminábamos por mitad de la carretera absortos en las posibles teorías que explicaran dos goterones tan grandes en mitad de un bosque, oímos el sonido de un coche viniendo veloz. Yo llevaba la capucha puesta. Vi a Santy girar la cabeza y con un movimiento rápido volver a su posición. Ahí entendí que algo venía detrás, pero mala suerte la mía que cuando giro la cabeza me encuentro la oscuridad de mi capucha. Sin poder saber qué pasaba, yo quería correr hacia la acera que se encontraba a la derecha (a la izquierda solo había roca). Así me dispuse pero me choqué con Santy que con su mano me empujó hacia la izquierda porque quería salvarme. Sin embargo, yo le veo justo después correr hacia la derecha, o sea, donde estaba la acera. Yo, sin saber qué podía pasar, me pegué a la pared de rocas y abrí los brazos para que nada sobresaliera más de 10 centímetros. Simplemente, iba a pasar un común vehículo no tan rápido como pensaba.
Un señor que venía de frente ha visto el espectáculo que estábamos montando y no podía parar de reír. También nosotros no hemos podido parar de reír durante un buen rato.
Para finalizar el día, quisimos ver unas rocas que aparecían destacadas en un mapa. Ahí nos dimos cuenta que en este pueblo no hay ni una personita. Ni una luz encendida, ni un peatón caminando...nada, sólo la rivera del río y patos. Rápido abandonamos Dinant. Pero es muy chulo, tenéis que ir a verlo!
.

2 comentarios:

Yoli dijo...

Qué miedo!!! Ha sido mejor leer ésta historia que leer un libro de misterio en el metro...

Anónimo dijo...

El ambiente lluvioso y gris, sobre todo gris, que se ve en la fotografía, además de la soledad...invitaban a pensar en cualquier cosa!!!

"Es sangre......y está reciente"

Pum.....Pum......Pum......Pum.....