sábado, 29 de noviembre de 2008

El dueño de la casa se ha impuesto...

Queridos todos:

Cierto, os he tenido un tanto abandonados porque han estado pasando algunas cosas que requerían por desgracia mi completa atención. Algo, que poco a poco, y con la cabeza en frío voy intentando solucionar.
A parte de eso...la nieve paró en Bruselas. No ha ocurrido lo mismo con el frío (yo cada día necesito ponerme más y más capas de ropa para no sentirme congelada).
Dos sucesos han oscurecido por momentos estos dos últimos días en mi vida rutinaria en esta ciudad, y os los paso a relatar.
El primero ocurría ayer...en la que sería una estupenda fiesta Erasmus en Louise Gallery. Hasta que yo quise ir a por mi bolso para pagar unas cervezas lo fue, pero después, no lo fue tanto. Habíamos puesto todos nuestros bolsos y abrigos en un sofá de la discoteca, y cuando yo llegué a coger mi monedero me encontré el percal. Habíamos sido asaltados. Había móviles por el suelo, ropa por el suelo y todos los bolsos abiertos. Lo cierto es que tras el disgusto que nos llevamos en un principio hemos entendido lo estúpida de la situación. Sólo se llevaron monedas y algún que otro billete...pero por ejemplo, mi billete de 10 euros no se lo llevaron, igual es que tan solo querían calderilla. Hemos entendido que debió de ser gente borracha que abrió los bolsos, sacó las carteras (que luego aparecieron tiradas en un lado de la discoteca) y se llevaron monedas para seguir bebiendo. Ni un móvil desaparecido, ni una tarjeta de crédito desaparecida.
El segundo suceso turbio ha ocurrido hoy en una intensa y horrible conversación con el dueño de la casa. Todo viene a raíz de que el martes pasado, antes de ir a Ethnics, todos los portugueses y un español vinieron a beber a casa. Al bajar a la calle a altas horas de la madrugada, debieron hacer tanto ruido los de la primera tanda de bajadas que cuando bajé yo (la última) y estaba a punto de cerrar la puerta, me encuentro al dueño en calzoncillos y camiseta de tirantes diciendome que si es que no teníamos respeto y demás.
El cabreo era claro y yo por supuesto hoy le he pedido disculpas por nuestros amigos que debían ir bien subiditos de alcohol. No ha estado muy amable el hombre y ha empezado a poner límites en la casa. Ahora resulta que para tener visitas hay que avisarle (porque como él decía, "esto no es un hostal!") y que se van a acabar las cenas y reuniones con alcohol de por medio con tanta gente. El marrón que me he comido yo solita por ser la última en bajar ha sido de campeonato.
Esto significa mis amores, que el que se le haya ocurrido la genial idea de venir a verme no será durmiendo aquí. No quiero que el dueño directamente opte por matarme o dejarme vagabundeando en la calle.
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La foto que os dejo hoy representa nuestras usuales cenas (cuando conseguimos coincidir) en nuestra querida cocina. Lo mejor: las conversaciones que quedan encerradas entre 4 paredes y las frases célebres que quedan para el recuerdo.

2 comentarios:

Sergio Arias Fernandez dijo...

estos belgas no son muy simpaticos...

Unknown dijo...

Qué ranco!! Pos vaya!! Que no puedas invitar gente a una casa por la que estás pagando creo que roza lo ilegal... Ay si hubiésemos derecho y periodismo!! jaja.
Menos mal que como persona pobre que se muere de ganas de ir a Belgique pero que no dispone de medios económicos para hacerlo esta nueva decisión no me afecta! Queridos Reyes Magos! Quiero ver a Saray!