He llegado sana y salva...

Queridos todos:

Ya estoy aquí. Ya ha arrancado la nueva etapa y no puedo asegurar que los primeros momentos hayan sido maravillosos.

Ryanair nos ha dejado a Ángel y a mí sanos y salvos en el aeropuerto Charlesroi. Hemos descubierto la razón que explica que los vuelos con esta compañía hacia Bruselas salgan tan baratos. Lo que te ahorras en el billete te lo clavan en el autobús que tienes que coger para llegar a Bruselas. 13 euros nada más y nada menos por un rato de trayecto y acabar en La Gard du Midi.

El caso es que hemos conseguido llegar hasta el lugar en el que se encontraban mis futuras compañeras de piso. Y no ha sido tarea fácil teniendo en cuenta que llevábamos equipaje para parar un tren. Creo que desde ese momento comenzaba el odio que Ángel siente en este momento hacia mí.

Quiara y Sofía son dos chicas que parecen la mar de simpáticas. Han conocido a otro italiano llamado Benjamin y la dirección que las chicas nos dieron fue la de la casa de este chico. Ahí nos contaron los problemas que habían tenido para encontrar piso y que esa noche la habían tenido que pasar en casa de Benja porque no había otra posibilidad. Sin embargo, tenían una solución que yo no me enteré muy bien de qué iba al principio pero justo en este momento lo entiendo perfectamente. Ellas nos decían que no había problema esta noche porque iban a ir a una casa y no teníamos que pagar. Esto a mí me sonaba un poco raro al principio, pero con todo el equipaje que llevábamos era la única solución que veíamos.

Ahora precisamente estoy escribiendo desde esa casa que muy posiblemente se convierta en mi lugar de residencia durante esta corta estancia en Bruselas. Quiara y Sofía compartirán una habitación que es bastante grande y yo me quedaría con otra que es más pequeñita pero es solo para mí. En un principio, yo había entendido que solo dormiríamos esta noche aquí y mañana seguiríamos buscando, después entendí, según llegamos y lo que hablaron con el dueño, que una de ellas se quedaba la habitación grande y la otra la pequeña. Y ahora comprendo que yo tengo la opción de alquilar la habitación pequeña porque la grande ellas la van a compartir. Como se puede apreciar, un caos, y eso que Ángel habla perfectamente inglés!

Esta casa está en el barrio universitario de Ixelles, muy cerquita de la ULB (mi universidad). He pensado que podría comprarme una bici de segunda mano para hacerme el recorrido más rápidamente, pero aún no hay nada decidido. La calle en la que está es muy chula, está muy bien cuidada y son todo casitas de no más de 4 plantas. Me recuerda bastante a Amsterdam pero de manera diferente. Aquí vive una familia en la planta de abajo y luego en las plantas superiores hay en total 4 habitaciones. Para esas 4 habitaciones hay un baño y un cocina bastante bien amueblada y equipada. Y lo mejor de todo es que no es tan caro como otros precios que había visto.

Por lo demás, os puedo contar mientras me deje el cansancio que me mata en este momento, que Bruselas, de un primer vistazo, no me ha parecido una ciudad fea. De hecho, Ángel y yo hemos coincidido en que sería una buena ciudad para vivir. Lo único malo....el tiempo. Aquí ahora mismo hace fresco. Necesitas una chaquetilla y cuando corre viento ni con esas entras en calor. Peor es de noche, en cuanto va anocheciendo (demasiado pronto para mis costumbres) comienza a hacer verdadero frío. También nos ha llovido un poquito. No demasiado pero Bruselas tenía que recibirnos como nos merecemos para que nos vayamos acostumbrando.

En resumen, hoy ha sido un día un poco caótico, de estrés y de preocupación a pesar de los intentos de Ángel de ponerme una sonrisa cuando no había manera de que mis nervios me dejaran corresponderle. He vivido un momento serio de descontrol de mi cabeza cuando me he visto sin piso, con mil kilos de equipaje y sin conocer nada de nada. Sin embargo, ahora estoy mucho más tranquila. Al menos se que aquí tengo algo seguro y que seguramente vaya a estar bien. Ha sido, en resumidas cuentas, un día demasiado duro. Estoy sumamente cansada.